Políticas públicas, drogas y seguridad en la Ciudad de Buenos Aires

Por Silvia La Ruffa y Valentino Mascitti

Los hechos de conmoción pública de los últimos meses (triple narcofemicidio y el financiamiento electoral de un candidato por parte de una persona juzgada en Estados Unidos por narcotráfico), así como situaciones cotidianas que se viven en la Ciudad de Buenos Aires y que no llegan a los grandes medios de comunicación ni a las redes sociales, imponen abordar la cuestión del narcomenudeo en la agenda de la seguridad urbana.  Especialmente porque, a pesar de la diversidad criminológica de la Ciudad de Buenos Aires, la “inseguridad” tiene una fuerte concentración territorial, resultando en dos ciudades con perfiles claramente diferenciados[1].  

Si bien esta tendencia se profundizó en 2024 y los territorios inseguros se volvieron más inseguros, en los Informes previos de Seguridad Pública elaborados por este Instituto hemos relevado que existen determinadas modalidades delictivas que no necesariamente se concentran en mayor medida en los barrios más violentos de la Ciudad. Ejemplo de ello son los hurtos o robos con moto, cuya incidencia en los barrios del norte como Belgrano y Núñez aumenta en comparación al resto de delitos, o por caso los hurtos automotores, que se concentran en mayor medida en las comunas del Oeste de la Ciudad por la cercanía con la Avenida General Paz o la escasa circulación masiva de peatones.

Cuando hablamos de infracciones a la Ley de Estupefacientes, sin embargo, debe advertirse que nuevamente debemos poner el foco en las comunas más vulnerables de la Ciudad, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Qué y cómo persigue el sistema de seguridad pública de la Ciudad de Buenos Aires cuando hablamos de narcomenudeo? El análisis de las estadísticas sobre las causas judiciales tramitadas en el fuero local nos muestra que la política criminal porteña enfoca gran parte de sus esfuerzos a la persecución del consumidor antes que la comercialización, mostrando una utilización ineficiente de los recursos públicos dirigidos a combatir el narcotráfico.

A partir de la sentencia por el caso “Arriola”, la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo prevalecer el principio de reserva consagrado en la Constitución y estableció que la tenencia de estupefacientes para uso personal no constituye delito. No obstante, la intervención policial continúa fuertemente dirigida a perseguir consumidores y no consolida una política criminal efectiva que se centre en la venta al menudeo de estupefacientes.

Las causas por comercialización o entrega de estupefacientes en baja cantidades o “narcomenudeo”[3] representaron solo el 28,9% de los hechos penales ingresados al MPF CABA por infracción a la Ley de Estupefacientes en 2024. Analizando la cuestión de la territorialidad de este fenómeno delictivo, el narcomenudeo en la Ciudad de Buenos Aires tiene un patrón de distribución territorial similar al de las muertes violentas, lo que refuerza la necesidad de intervenciones estatales integrales en esos territorios tanto a fin de adaptar la infraestructura para reducir la comisión de delitos, así como atacar las causas socioeconómicas que impulsan el ingreso de las personas a la criminalidad. Esa distribución en 2024 se observa en la siguiente imagen:

Fuente: Décimo séptimo Informe de Conflictividad elaborado por el MPF CABA

Si tomamos la serie 2019-2024 –años en los que la Justicia Local asume las competencias de perseguir el narcomenudeo- se observa que la Comuna 1 es la que concentra la mayor cantidad de causas por comercialización y le siguen las comunas 4, 7 y 3. El mapa de calor que se expone más arriba muestra que la mayor densidad de comisión de este tipo de delitos se produce en los barrios de Constitución, Barracas, Flores, Balvanera y Retiro, cuya concentración coincide con los mapas de calor de homicidios dolosos, lesiones dolosas y robos con arma y de automotor.

Particularizando en el año 2024, casi el 15% de las causas por comercialización de estupefacientes se da en el barrio de Constitución en la Comuna 1.  La configuración urbana de ese barrio explica gran parte de la conflictividad penal y contravencional que se registra en su territorio[4], dado que ningún otro barrio alcanza el 10% de las causas por comercialización.  En segundo lugar, se ubica Flores con el 8,4% de las incidencias, seguido por Balvanera con el 7,7%.  Constitución, Flores y Balvanera son barrios que, año a año, aparecen entre los que concentran mayor cantidad de víctimas de muertes violentas.  25 de los 48 barrios porteños tienen menos del 1% de las causas de comercialización tramitadas por la Justicia local en 2024 y de ellos, cuatro barrios representan apenas el 0,1%: Versalles, Villa Real, Coghlan y Agronomía.  De este último vale destacar que no registra homicidios desde 2016.

Por otro lado, para el mismo año el 63,4% de los hechos penales ingresados al MPF CABA por infracción a la Ley de Estupefacientes fue por tenencia para uso personal. El inicio de estas causas, figura penal ya declarada inconstitucional, implica la movilización y uso de gran cantidad de recursos policiales y penales que no redundan en la protección de la salud pública, sino en la mera persecución al consumidor.

Respecto de los casos de tenencia para consumo personal, casi el 20% de los ingresados en 2024 se concentran en Retiro (Comuna 1) cuya configuración urbana también podría explicar parte de este fenómeno.  Allí más que política criminal se requiere asistencia sanitaria y social.  En segundo término, con poco más del 10% de las causas de tenencia para uso personal se ubica el barrio de Nueva Pompeya.

Al comparar con la información que brinda el Sistema Nacional de información Criminal (SNIC), observamos que la Ciudad de Buenos Aires exhibe un desempeño levemente superior al de la media nacional en la relación entre causas totales y hechos de comercialización.  Sin embargo, en 2024 se observa un retroceso en esa materia ya que, si bien aumentan los hechos registrados, el crecimiento de las causas de tenencia para uso personal es mayor que el general.

Otras jurisdicciones que han optado por la desfederalización exhiben mejores desempeños en la relación entre causas totales y hechos de comercialización que el de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que recomendamos realizar encuentros de trabajo entre las jurisdicciones a fin de compartir buenas prácticas para fortalecer las estrategias exitosas de persecución del narcomenudeo.

Los responsables de la política criminal en la Ciudad de Buenos Aires deben entender la necesidad de redireccionar los esfuerzos policiales y penales para que el grueso de la intervención se concentre en la comercialización y no exista persecución criminal a los consumidores. Debemos repensar estas cuestiones si esperamos tener otros (mejores) resultados.


[1] Ver: https://www.iciudad.org.ar/wp-content/uploads/2025/10/Informe-de-Seguridad-2024-6-1.pdf

[2] Ver: https://www.iciudad.org.ar/10353-ibu-2024-actualizamos-la-herramienta-que-refleja-las-condiciones-de-bienestar-urbano-de-los-portenos/

[3] Para mayor información, ver: https://www.iciudad.org.ar/10303-encuentro-20-anos-de-la-sancion-de-la-ley-de-desfederalizacion-del-narcomenudeo/

[4] La Ruffa S y Mascitti V, “La configuración urbana del delito en la Ciudad de Buenos Aires 2016-2023” ponencia presentada en el panel “Políticas de seguridad, delito y representaciones institucionales: enfoques territorialesy perspectivas críticas” del XVII Congreso Nacional de Ciencia Política, “La resiliencia democrática en tiempo de amenazas globales” organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 23 al 26 de julio de 2025