Por Silvia La Ruffa y Melina Adelchanow
La participación electoral constituye una de las dimensiones fundamentales que definen a la democracia. Si bien en la República Argentina el voto es obligatorio, las elecciones locales celebradas entre enero y mayo de 2025 registran una merma en concurrencia a las urnas en relación a los últimos años, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no fue la excepción.
Los medios de comunicación describieron la jornada electoral del domingo 11 de mayo en cuatro provincias argentinas como preocupante por los números bajos de participación ciudadana. Según datos oficiales, en Chaco asistió un 51% de los habilitados para votar, en Jujuy el 65%,en San Luis, un 60% y en Salta, un 59,7%.
Una semana después, el 18 de mayo, la Ciudad de Buenos Aires registró la participación más baja desde que adquirió su autonomía en 1994 con 53,35% de su padrón general.
La escasa participación parecía confirmar el desencantamiento de la ciudadanía porteña en relación a la política y, quizás, con la democracia. Los teóricos actuales señalan que entre los signos de la época -polarización política, erosión de los partidos de centro e irrupción de los extremos- se encuentra la apatía electoral, “la participación electoral decae hasta llegar a niveles sin precedentes históricos” (Przeworski, 2022)
De acuerdo a Latinobarómetro en 2023, última medición publicada, solo el 48% de la población apoya la democracia en América Latina, lo que significa una disminución de 15 puntos porcentuales desde el 63% de 2010.

Nuestro país se encuentra entre aquellos de la región que aumentaron su valoración de la democracia respecto de 2020. Sin embargo, cambio de Presidencia mediante, han transcurrido dos años desde la realización de este estudio.
El nivel de ausentismo en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires plantea interrogantes sobre la naturaleza y el alcance de este fenómeno. Con esta primera reflexión buscamos analizar si este procentaje de participación constituye un evento excepcional o si responde a una tendencia general.
Para ello realizaremos una comparación histórica con los comicios celebrados en el distrito. En primer lugar, daremos cuenta de los cambios en la integración del padrón. Y luego nos preguntamos si los cargos en juego (ejecutivos y/o legislativos) y la simultaneidad con las elecciones nacionales influyen en el grado de participación electoral.
La autonomía de la Ciudad
En 1994 la República Argentina decide llevar a cabo un proceso de reforma de su Constitución Nacional que, entre otros puntos, buscó fortalecer el sistema federal de gobierno y la autonomía de los municipios a través de la inclusión del Título “Gobiernos de Provincia”, en la segunda parte “Autoridades de la Nación”. Ese nuevo título incorporó el artículo 129 que otorgó autonomía a la Ciudad de Buenos Aires que, hasta ese momento, había operado con un status que la hacía dependiente del Poder Ejecutivo Nacional.
Así en 1996 las y los electores de la Ciudad de Buenos Aires concurrieron por primera vez y desvinculada de comicios nacionales a elegir a su Jefe/a de Gobierno y 60 convencionales estatuyentes que dictarían una Constitución para esta nueva unidad subnacional. La Carta Magna porteña estableció que el Jefe/a de Gobierno dura cuatro años en su mandato, puede ser reelecto/a una vez y es elegido/a por el sistema de segunda vuelta si ningún candidato/a obtiene el 50% o más de los votos válidos emitidos. También fijó que la Legislatura local es unicameral, formada por 60 miembros con renovación parcial cada dos años, por distrito único. Los y las convencionales dejaron en manos de la Legislatura la sanción de una ley que organice el sistema de comunas para promover la democracia participativa en el distrito.
Desde la obtención de su estatus de autonomía, en la Ciudad de Buenos Aires se han celebrado un total de 35 actos electorales de categorías nacionales o locales.
Entre 1996 y 2025, el 60% de las oportunidades que los y las porteños acudieron a las urnas fue para participar en elecciones generales. En estos comicios se definió la distribución proporcional de las bancas a nivel local y/o nacionales, o bien se resolvió una elección ejecutiva consagrando un/a ganador/a o disponiendo la realización de una segunda vuelta. Un 23% de las convocatorias correspondieron a elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), tanto nacionales como locales. En seis ocasiones se celebraron segundas vueltas -nacionales o locales- una las cuales se organizó conjuntamente con una elección general.

El siguiente gráfico muestra los tipos de cargos que se definieron en cada comicio y si la elección local se celebró en forma simultánea o desdoblada respecto de las nacionales.

El proceso electoral del 18 de mayo de 2025 constituye la primera oportunidad en la que en la Ciudad de Buenos Aires se celebraron únicamente elecciones legislativas locales. En los comicios previos, la elección de representantes de la Legislatura se desarrolló de manera concurrente con otras categorías, ya sean del ámbito legislativo o del ejecutivo nacional, local o comunal.
Reconfiguraciones en el padrón electoral
Antes de responder a este interrogante vamos a describir los cambios que se produjeron en este período en el universo de electores habilitados a sufragar, incorporándose nuevos segmentos de la población.
Por una parte, se incorporó el “voto joven”. La Ley Nacional N° 26.774 de 2012 amplió el ejercicio de derechos políticos a los jóvenes de 16 y 17 años de edad. Esto fue replicado en el régimen electoral de CABA, habilitándose el voto también para cargos locales.
El Código Electoral de la Ciudad aprobado en 2018 introdujo un cambio significativo en relación al reconocimiento de las personas extranjeras residentes que son definidas como electores/as,y por ende, habilitadas a votar sin necesidad de inscribirse en un registro especial.
A partir de los comicios de 2021 se implementó su empadronamiento de manera automática, lo que significó la inclusión de casi 400.000 nuevos electores. En la elección de 2025 se encontraban habilitados un total de 524.040 residentes del extranjero. Esto representó un incremento del 20% respecto al padrón nacional, que alcanzó así los 3.088.750 de electores inscriptos.
Tanto a los/as jóvenes de 16 y 17 años (aproximadamente el 8% de la población), como a las personas residentes extranjeras y a las y los mayores de 70 años (se estima que alrededor del 12% de la población residente tiene más de 70 años) se las excluye de sanción por la no emisión del voto.
Elecciones simultáneas, nacionales y locales
La posibilidad de realizar comicios locales y nacionales en forma simultánea ha sido objeto de debate legislativo en la Ciudad en diversos momentos, en particular con la sanción de la Ley N° 875 en 2002 y, posteriormente, con la aprobación del Código Electoral de la Ciudad en 2018.
En relación con la elección simultánea de las autoridades locales con las presidenciales, la Ley N° 875 establecía que el Poder Ejecutivo debía convocar a elecciones para Jefe/a y Vicejefe/a de Gobierno y Diputados/as de la Ciudad en fechas distintas a la fijada por el Poder Ejecutivo Nacional para elegir Presidente/a y Vicepresidente/a de la Nación.
Esto cambió con la aprobación del Código Electoral de la Ciudad en 2018 y la derogación expresa de Ley N° 875. El artículo 56 del Código Electoral habilitó a celebrar los comicios locales en la misma fecha que otras jurisdicciones, a fin de lograr el establecimiento de una fecha federal común.
El análisis de los procesos electorales del período 1996-2025 muestra que, en la mitad de las ocasiones, las elecciones nacionales y locales se realizaron de manera simultánea en una misma jornada. En los restantes casos se llevaron a cabo por separado, en fechas diferentes.
Hasta el año 2001, el desacoplamiento entre los comicios nacionales y locales puede explicarse principalmente por la no coincidencia en las fechas de inicio de los mandatos en cada jurisdicción.
Entre 2003 y 2015, en lo que respecta a los procesos electorales que involucran tanto cargos ejecutivos como legislativos, los comicios locales se desarrollaron en forma desdoblada respecto de las elecciones presidenciales. Posteriormente se observa un cambio asociado al marco normativo citado. En 2019 y 2023 el Poder Ejecutivo local decidió convocar a elecciones conjuntamente con las presidenciales, con la particularidad que en 2023 se utilizaron dos métodos de votación diferentes en el mismo acto electoral.
En cuanto a las elecciones legislativas intermedias, a partir de 2005, todas se convocaronen forma simultánea con las nacionales, con la única excepción del actual proceso electoral de 2025.
Ahora bien ¿es posible observar diferencias en la participación de las elecciones naciones y locales, según sean concurrente o no lo sean?
Para ello analizaremos, en primer término, las elecciones generales.

Si bien en el período analizado las elecciones generales presentan fluctuaciones en la participación, se puede observar que el nivel de asistencia a las urnas en las elecciones concurrentes es mayor respecto a las exclusivamente locales.
Si se realiza la comparación entre las no concurrentes, se advierte un menor porcentaje de participación en las elecciones locales respecto de las nacionales. A excepción de la primera elección de autoridades autónomas en 1996, los comicios locales exhiben posteriormente en todos los casos una participación menor al 75%. En contraposición, los nacionales presentan una concurrencia superior a esa cifra, excepto la elección legislativa de 2001.
De todos modos, se puede observar un declive de la participación a partir de 2021, con independencia del tipo de elección, lo que se profundiza en 2025.
En relación a las PASO, que secelebraron en su mayoría concurrentemente, no se advierte una diferencia en la participación en función de esta variable.

Sin embargo, si realizamos un contrapunto entre las segundas vueltas, se registra menor participación en las de Jefe/de Gobierno respecto de las presidenciales.

Elecciones ejecutivas y legislativas
En el período analizado, el 83% de las jornadas electorales se eligieron cargos legislativos (senadores nacionales, diputados nacionales, convencionales constituyentes y/o legisladores locales). El 53% de esos comicios elegían además cargos ejecutivos (Presidente de la Nación, Jefe de Gobierno y/o representantes de las Juntas Comunales). El 17% restante corresponde a elecciones a cargos ejecutivos únicamente.

Al comparar las elecciones legislativas de medio término con aquellas en las que se eligen autoridades del Poder Ejecutivo, se advierten diferencias dependiendo de si se trata de cargos nacionales o locales.
La participación en los comicios destinados a la renovación de escaños legislativos tiende a disminuir en relación a las elecciones presidenciales. En cambio, suele registrarse una mayor concurrencia en comparación con las elecciones para Jefe de Gobierno.

Por otra parte, al comparar la elección de 18 de mayo de 2025 con comicios legislativos anteriores en la Ciudad, resulta que se encuentra en nivel más bajo de concurrencia a las urnas, quebrando por primera vez el umbral del 70%.
Reflexiones finales
¿El vaso está medio lleno o medio vacío?
Señalamos que afirmar que el 46% del electorado no concurrió a votar en los comicios del 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires no refleja exactamente el comportamiento electoral del distrito ya que una importante cantidad de personas empadronadas (16 y 17 años, más de 70 años, extranjeros) no están obligadas a votar. Sin embargo, a pesar de estos condicionantes la participación fue menor que en cualquiera de las elecciones realizadas desde 1996 en la Ciudad de Buenos Aires (aún que la de 2021 en la que existía cierto temor respecto de los protocolos a implementar para evitar la propagación del COVID-19)
En términos históricos corroboramos que se registra un menor nivel de participación en los comicios locales respecto de las nacionales, aunque no se observa una tendencia respecto del tipo de cargo que se elige (ejecutivo o legislativo). Si tomamos los últimos 10 años podemos afirmar que la década se divide en dos. En el primer lustro la participación fue en aumento pasando de 76,8% en 2015 a 80,1% en 2019 mientras que en el segundo se registra una tendencia a la baja ya que de aquel guarismo de 2019 llegamos al 53,35% de 2025.
Señalamos que éste fue un comicio particular porque sólo se elegían 30 legisladores/as locales sin ningún otro cargo local o nacional. Este hecho, único en la corta historia de autonomía de la Ciudad, redujo el interés de los grandes medios de comunicación que además se vieron abocados a cubrir el nuevo acuerdo del gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional, la resolución del calendario electoral en la provincia de Buenos Aires y la muerte del Papa Francisco y la designación de su sucesor León XIV.
Los dos días previos a la elección se produjo un fuerte temporal que azotó a varias ciudades del país con víctimas fatales, pérdidas millonarias y grandes operativos de rescate que continuaron durante varias jornadas.Desastre climatológico que afectó a la Ciudad de Buenos Aires y, en particular, a los barrios más carenciados que se encuentran en las Comunas de la zona sur que son, a su vez, las que menores porcentajes de participación registraron, aunque también son las Comunas en las que el padrón de extranjeros es menor. “Las brujas no existen pero que las hay, las hay” dice el refrán popular.
Asimismo, el manejo de la agenda pública de parte del Poder Ejecutivo Nacional viró el eje de la discusión de las cuestiones locales a la defensa del gobierno de Javier Milei y nacionalizó el debate generando aún más desinterés porque se hablaba de una cosa, pero se votaba otra.
Por las particularidades descriptas respecto de la elección del 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires, la baja participación no puede ser pensada aún como una tendencia, sí como una señal de alerta. Para reconectar las instituciones a la ciudadanía y acercar los debates que se producen en los ámbitos legislativos a los temas que preocupan a la ciudadanía. También es un desafío para los partidos políticos a interpelar a la ciudadanía y convocarla a participar.



