La recuperación del consumo en Buenos Aires: una milanesa con papas fritas como termómetro del poder adquisitivo porteño

Por Martin Gropper, Federico Franzese y Santiago Battista

 
Durante el primer trimestre de 2025 el índice “milanesa con papas fritas”, calculado desde el iCiudad, reflejó una mejora del 6% respecto al mismo periodo de 2024. Esto quiere decir que los porteños pueden comer 7 milanesas con papas fritas más. Aún así, el poder adquisitivo sigue lejos del nivel observado en 2021 donde se podían comer 175 milanesas con papas fritas contra las 126 actuales. 

Índice milanesa con papa frita

2015-2025. 2015=100

Fuente: Elaboración propia en base a SRT e IDECBA

El índice se construye a partir de la masa salarial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), según los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo del Ministerio de Capital Humano de la Nación. Se complementa con el valor del plato de “milanesa con papas fritas”, obtenido del relevamiento de precios de menú en restaurantes tradicionales de la Ciudad, realizado por el Instituto de Estadísticas y Censos de la CABA (IDECBA).

Este repunte del consumo repercute positivamente en la actividad económica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En el primer trimestre de 2025 el Indicador Trimestral de Actividad Económica (ITAE) mostró un crecimiento de +1,2% respecto al trimestre anterior y de +4,3% interanual. Los principales motores del crecimiento fueron los sectores de Comercio, Intermediación financiera, Construcción e industria, mientras que el sector publico mostró una contracción. 

Sin embargo, la economía porteña todavía no logra recuperar el terreno perdido. El nivel de actividad se mantiene por debajo de 2023, sin compensar la caída del -5,8% sufrida en el mismo período del año anterior. La recuperación es incipiente y no alcanza aún para revertir las consecuencias de la crisis de 2024, donde el PBG se redujo -4,8% con un fuerte impacto en los principales sectores productivos de la ciudad.

Indicador Trimestral de Actividad Económica CABA

2021-2025. 2012=100

Tal como se analizó en este artículo, la base imponible del impuesto sobre los Ingresos Brutos, registró caídas generalizadas. Sectores como el comercio minorista, la industria manufacturera, la enseñanza privada y los servicios inmobiliarios experimentaron caídas pronunciadas, reflejando el fuerte impacto de la crisis sobre el consumo interno y los servicios privados. Incluso ramas tradicionalmente más estables, como la salud y el transporte, sufrieron pérdidas de base imponible. Esta radiografía del 2024 permite dimensionar la magnitud del retroceso que aún pesa sobre la economía porteña, y explica por qué, a pesar del rebote observado en 2025, muchas ramas siguen operando por debajo de sus niveles históricos.

Este rebote no se da en un contexto aislado sino que se enmarca en el crecimiento a nivel nacional. Según el último informe del INDEC, el estimador mensual de la actividad económica nacional (EMAE) mostró en abril de 2025 un crecimiento interanual del +7,7%, destacando sectores como intermediación financiera (+28,4%) y construcción (+17,1%). De todas maneras, no hay dejar de destacar que se compara contra un año muy malo en términos de actividad y, por ejemplo, la recuperación de la construcción y comercio no llegaron a recuperar niveles de 2023. Además, existen sectores críticos que siguen mostrando dificultades significativas como electricidad, gas y agua (-3,4%) y pesca (-20,2%), señalando una recuperación heterogénea.

En este contexto, la estabilización de precios jugó un papel central. Tras un 2024 marcado por altísimas tasas de inflación, el primer trimestre de 2025 cerró con una inflación acumulada de 8,6%, frente al 51,6% del mismo período del año anterior. En mayo, el IPC marcó una suba mensual de apenas 1,5%, el registro más bajo desde 2017 (exceptuando la pandemia).

En cuanto a los ingresos, su evolución durante los primeros tres meses de 2025, los salarios del sector privado registrado de la Ciudad de Buenos Aires mostraron una caída en términos reales del 1,7%. Este dato cobra aún más relevancia al tomar en cuenta que el nivel de salario real en el trimestre de comparación había sufrido una caída considerable

Consecuencia de lo anteriormente mencionado, junto con otros factores como el aumento de la AUH por encima de la inflación y el aumento de las horas trabajadas y la subocupación, contribuyeron a una reducción considerable de los indicadores de pobreza e indigencia. Según los datos oficiales, durante el primer trimestre de 2025 la pobreza por ingresos en la Ciudad descendió notablemente al 19,9%, lo que implica una reducción de 15,3 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año pasado. La indigencia también experimentó una disminución considerable de 9,1 puntos porcentuales, situándose en el 6,2%.

Evolución de la tasa de subocupación por zona geográfica CABA

2019-2024. En %

Fuente: Elaboración propia en base a IDECBA

Sin embargo, un dato para destacar que surge de los datos relevados por la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos (ETOI), es la diferenciación clara entre las zonas de la ciudad en cuanto a su búsqueda de trabajo: mientras que en las comunas del norte hay una marcada tendencia a la baja de trabajadores que buscan activamente trabajar más horas de las que trabajan, mientras que a medida que nos trasladamos al sur vemos como aumenta de manera llamativa los trabajadores que necesitan ofrecer más horas de trabajo para sostener sus ingresos en este contexto económico adverso para los asalariados.

Si bien el escenario presentado marca un alivio para los hogares y refleja la estabilización del clásico plato porteño, aún persisten riesgos. La recuperación económica se apoya fuertemente en un esquema de consumo basado en importaciones baratas, producto de un tipo de cambio real multilateral históricamente bajo. Esto pone en tensión a sectores estratégicos como la industria manufacturera y el turismo, que son clave para la economía de la Ciudad.

En síntesis, la economía porteña muestra señales de recuperación con mejoras en consumo y una significativa baja en los niveles de pobreza, aunque con diferencias según la zona de la ciudad. Sin embargo, aún no logra recuperar plenamente el nivel de actividad y enfrenta interrogantes sobre la sostenibilidad de este rebote. Para que este repunte se consolide y no sea meramente coyuntural, será necesario implementar políticas activas que sostengan un crecimiento inclusivo y equitativo.