Por Marta Albamonte* –  Publicado el 11 de junio de 2018

El trabajo y la remuneración son, en general, los primeros disparadores de la cuestión de género en la Argentina. Pero no son los únicos. Así quedó cristalizado en la mesa de debate de Género y Trabajo, organizada por el i-ciudad y el CEM, en el marco de la jornada de género que se celebró el 29 de mayo pasado.

Algunos puntos salientes: existe una brecha salarial entre hombres y mujeres en la CABA que ronda en algunas áreas, cerca del 19 por ciento. En ese sentido, Vilma Paura, integrante del CEM y docente de la UNTreF, destacó: “La estadística de la Ciudad, nos dice que ha habido legislación que permite tener información sobre la situación de géneros. La estadística releva y permite hacer visibles la realidad y permite por lo tanto modificar esa realidad. La fotografía que proporcionan las estadísticas nos permite ver que, en la Ciudad de Buenos Aires, hay una sostenida incorporación de las mujeres en la actividad, pero debemos decir que la tasa de desocupación también es más alta que la de los hombres. En cuanto a la brecha salarial es muy alta entre mujeres y hombres. En este sentido para la mujer existe un techo de cristal, pero también existe un piso pegajoso que determina la dificultad de salir de ciertas actividades. El peso del trabajo doméstico no remunerado o el cuidado de la familia, genera una limitante para las mujeres y requiere remover resistencias culturales e institucionales”.

En la Ciudad de Buenos Aires existe una brecha salarial entre hombres y mujeres que ronda el 19 por ciento.

Cuando las cifras se evalúan por espacios geográficos, la expositora destacó: “Los niveles de calificación y formación no resuelven la brecha salarial. También se visualiza una desigualdad entre hombres y mujeres, pero también entre mujeres entre sí, vinculada a la relación con el cuidado, que es diferente según los sectores sociales. Geográficamente, la Comuna 8 y la Comuna 4 son las que nos muestran indicadores de hacinamiento, pobreza estructural, desocupación más alta de mujeres, entre otros”.

Otro de los puntos que se abordaron durante el debate fue la desigualdad en el acceso laboral. Una mujer joven que busca trabajo y será madre en algún momento, tiene menos chances de acceder a un puesto de trabajo, que un hombre joven que aspira al mismo lugar y que en algún momento será padre. Al mismo tiempo, tanto los puestos jerárquicos en el sector privado, como los cargos más altos en el sector público, son territorio mayoritariamente masculino.

Mariano Recalde, abogado laboralista, Docente Universitario y Legislador de la Ciudad de Buenos Aires indicó: “Para entender qué aporte se puede hacer efectivamente para un mejor acceso al trabajo de las mujeres, habría que revisar la legislación existente. Por ejemplo, revisar la Ley de Contrato de trabajo vigente. El Capítulo referido al Trabajo de Mujeres, nos dice que tienen 2 horas de descanso al mediodía. De este modo pueden ir a atender al mediodía a su familia. Es un ‘beneficio’ para las mujeres y no para los hombres. Las mujeres tienen prohibido el trabajo a domicilio, los hombres no tienen esa limitación. Es otra medida que bajo la apariencia de una forma de protección, consolida el estereotipo de género. Y, todo lo referido a las licencias también genera discriminación”.

En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, hay 9 ministros más un Jefe de Gabinete. De ellos sólo tres son mujeres, y están a cargo de ministerios del área social (Educación, Salud y Desarrollo Humano). Empeora el panorama en el Gabinete Nacional 2 mujeres son ministras. Y la disparidad se profundiza a medida que se desciende en la escala laboral. Las mujeres ocupan el 40% de los puestos de trabajo, y más del 40% de los hogares tienen a las mujeres como jefas de hogar, además de tener a su cargo en el 90% de los casos, las tareas domésticas.

Las mujeres ocupan el 40% de los puestos de trabajo, y más del 40% de los hogares tienen a las mujeres como jefas de hogar, además de tener a su cargo en el 90% de los casos, las tareas domésticas”.

El Gobierno Nacional propuso un proyecto de ley que promueve la paridad salarial entre los hombres y las mujeres, aunque sin imponer obligaciones explícitas a las empresas como tampoco sanciones ante un eventual incumplimiento. Durante el debate se evaluó que en un tono declarativo, la iniciativa establece que “en los contratos individuales, convenciones colectivas de trabajo, reglamentaciones y todo acto por el cual se fijen o estipulen salarios, se garantizará la plena observancia de la igualdad de género en la aplicación del principio constitucional de igual remuneración por igual trabajo“.

Como única instancia de control, el Poder Ejecutivo dispone que “los empleadores, a nivel individual o a través de las entidades representativas de su actividad”; elaboren un “código de conducta” sobre las medidas que adoptaron “para garantizar el respeto a la igualdad de género en el interior de la empresa”. Dicho código, reza la iniciativa, debe ser remitido al Ministerio de Trabajo “para su conocimiento”.

Recalde agregó que tal como sucedió en su momento con los cuerpos legislativos, “la Ley de cupos es necesaria hoy para que las Trans tengan mejores posibilidades laborales”.

La Ley de cupos es necesaria hoy para que las Trans tengan mejores posibilidades laborales”

Melisa D’Oro, primera docente Trans de la Ciudad de Buenos Aires y Secretaria de Diversidad del AMMAR, aportó su experiencia y visión al respecto: “En relación al acceso al trabajo, la principal limitación es justamente ser Trans. Se restringen las posibilidades a casi un solo tipo de trabajo. Desde un principio son expulsadas por las familias y por las instituciones lo que determina falta de posibilidades de capacitación y acceso por lo tanto a mejores trabajos. Por eso, si bien los cupos suelen ser un placebo, es un inicio para que se puedan incorporar a trabajos que hoy son vedados”.

La docente recordó, que el promedio de vida suele ser de 35/40 años, por la dificultad de acceso a la atención a la salud, por las situaciones de violencia con las que conviven diariamente. “Definitivamente, la reforma laboral perjudica fundamentalmente a las mujeres”, agregó.

Marianela Mel, Secretaria Nacional de la Mujer y Familia del Sindicato Argentino de Televisión, aseguró que uno de los problemas y desafíos más grandes consiste en trabajar por la equidad en las licencias, porque es la primera traba a la hora de definir a quién se toma para un trabajo. “Los trabajadores que tienen un convenio laboral que los protege, no tienen diferencia salarial, pero los que no lo poseen, no tienen igualdad en el acceso. La cuestión de las licencias, al margen de la de maternidad, las que corresponden por enfermedad de los hijos o de los familiares, por ejemplo, son asignadas a las madres y no a los padres. En algunas empresas, los gastos de jardín son reconocidos para las mamás y no para los papás aun cuando éstos últimos tengan la tenencia. Nuevamente vuelve a ser una situación de inequidad de acceso al trabajo. Además, el alto costo de las guarderías privadas suele hacer que las mujeres sigan siendo recluidas a las actividades de cuidado familiar, porque los costos de enviar a los niños a un jardín o guardería privada, suele significar un porcentaje importante del sueldo de la mujer”, indicó.

CONCLUSIONES

  • La inequidad fue la palabra que estuvo todo el tiempo presente. Atraviesa todos los temas, las posibilidades de trabajo, de mejores salarios, de mejores oportunidades de acceso a puestos de mayor jerarquía.
  • Los condicionantes por la carga laboral que implica la responsabilidad de las tareas domésticas y de cuidado, son funcionales a esta inequidad.
  • En cuanto al proyecto de ley de paridad salarial que promueve el Poder Ejecutivo Nacional, se propone tomar en consideración el trabajo realizado por trabajadoras nucleadas en las centrales sindicales, organizaciones sociales y de la economía popular que acercaron su propuesta.
  • Es necesario modificar el régimen de licencias determinando que sea para la persona trabajadora sin diferenciación y en forma abarcativa.
  • Por todo lo expresado anteriormente, es importante revisar los dispositivos que hoy existen y que han quedado obsoletos o inclusive perjudican, en nombre de una dudosa protección a las mujeres, como es el caso de lo comentado sobre la Ley de Contrato de Trabajo.
  • Es necesario establecer la Ley de cupo para personas Trans de manera que tengan acceso a más y mejores puestos de trabajo.
  • Se propone la institucionalización de guarderías estatales que estén a disposición para las personas trabajadoras de las empresas y no exclusivamente para las mujeres, eliminando otro limitante a la posibilidad laboral de la mujer.
  • La igualdad de remuneración por igual tarea está establecida en la propia Constitución de la Nación Argentina y en la Ley de Contrato de trabajo. No se necesita una nueva ley, sino que se verifique y controle el cumplimiento de las normas vigentes.

Participantes:

  • Melisa D’Oro, primera docente Trans de la Ciudad de Buenos Aires y Secretaria de Diversidad del AMMAR
  • Marianela Mel, Secretaria Nacional de la Mujer y Familia, del Sindicato Argentino de Televisión
  • Vilma Paura, integrante del CEM, docente de la UNTreF
  • Mariano Recalde, abogado laboralista, Docente Universitario y Vicepresidente Segundo de la Legislatura porteña (Vamos Juntos).

*Moderador: Marta Albamonte, licenciada en Economía, docente titular en la Universidad de La Matanza y en la Universidad de Buenos Aires, directora del área de Finanzas Públicas del i-ciudad.