La Ciudad presentó el Plan de Acción Climática 2050, en el que se compromete a reducir un 53%  las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y un 84% para 2050. La pregunta es: ¿cómo lo logrará?

Por Laura Rocha – Publicado el 30 de abril de 2021

El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires presentó, en la misma semana, un nuevo plan para reciclar los residuos que se generan en el distrito y las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con escenarios 2030 y 2050. La gestión de los desechos es sólo uno de los componentes de la iniciativa de lucha contra el cambio climático, sin embargo, los detalles y objetivos puestos por la administración no son un detalle menor.

El inventario de gases de efecto invernadero (GEI) realizado por la Ciudad indica para el 2017, que dichas emisiones alcanzaron un total de 11.952.659 tCO2eq, siendo el sector de energía el responsable del 55% de las mismas, seguido por transporte con el 30% y residuos, con el 15%”.

Buenos Aires ha anunciado que será carbono neutral para 2050 o sea ser Net Zero para esa fecha. ¿Qué significa eso? El concepto de “cero” significa un cambio radical en toda la economía, eliminando los combustibles fósiles y otras fuentes de emisión siempre que sea posible. Por lo demás, cada tonelada de CO2 que se emita debe ser igualada por una tonelada que eliminemos de la atmósfera.

Hasta ahora, los expertos dicen que hemos hecho lo más fácil: la electricidad renovable generada ha bajado de precio y ya está superando a los combustibles fósiles en algunos países. Pero luego las cosas se complican, porque la energía que va y viene con el clima debe ser almacenada con algo más constante como los biocombustibles, o la energía nuclear. Probablemente también se necesitarán sistemas de redes inteligentes y formas de almacenar la electricidad, como plantas de baterías gigantes. Esta tecnología aún no está disponible en su totalidad, pero el sector de la energía es el que más fácilmente se podría sustituir.

El compromiso de la Ciudad es lograr la reducción del 53% de sus emisiones para 2030 y del 84% a 2050. Esta meta intermedia posiciona a Buenos Aires entre las ciudades más exigentes en cuanto al cumplimiento de sus compromisos. Así, se acelera la acción climática para avanzar en la mitigación de los efectos del cambio climático.

La siguiente pregunta es inmediata: ¿Cómo lo conseguirá? El plan presentado sólo muestra enunciados y algunos detalles en cuanto a cambios en la movilidad, mayor cobertura forestal, más energías renovables y adaptación”.

En este artículo analizaremos la presentación referida a la disminución de las emisiones, generadas por los residuos, que como se dijo, representan el 15% de los GEI que genera el distrito.

“Para lograr un buen sistema de gestión integral de residuos sólidos urbanos, es indispensable la correcta segregación en origen. En la Ciudad contamos con un sistema de captación y recolección diferenciada de residuos secos, gracias al cual podemos recuperar los materiales reciclables que los ciudadanos separan en sus casas. De esta manera, evitamos que estos materiales sean enterrados en el relleno sanitario y, además, les damos una nueva vida útil. Podemos lograrlo a través de un proceso de tratamiento que permite reinsertar estos materiales en forma de materia prima para diferentes ramas de la industria del reciclado. Sin embargo, existe una gran cantidad de materiales reciclables, o reutilizables, que actualmente se vuelcan a la corriente de residuos húmedos y cuyo destino final es el entierro”, reconoce el gobierno en el plan que presentó.

“Para disminuir la cantidad de residuos que van a relleno, nos proponemos abordar a los actores que forman parte del sistema de gestión de residuos a través de la concientización y la promoción ambiental. Para eso, lanzaremos campañas de comunicación masiva, tanto de manera virtual como territorial, en las que informaremos sobre cómo realizar efectivamente la separación en origen y sobre la importancia de reutilizar y compostar en los hogares. El objetivo final es aumentar la recuperación de los residuos potencialmente reciclables, reutilizables y compostables y, como contrapartida, lograr la disminución de la cantidad que termina en rellenos sanitarios”, agrega el plan.

En las declaraciones públicas, la ministra de Ambiente y Espacio Público, Clara Muzzio, anunció que esperan que para 2023 el 80% de los vecinos separe los residuos en sus casas. Hoy, según una encuesta oficial, el 46% de los vecinos lo hace. En cifras, según los cálculos hay unas 2000 toneladas de residuos diarias que podrían ser reciclables. Hoy se recolectan, por medio de las 12 cooperativas de cartoneros y puntos verdes, unas 380 tn/día. Las cifras se alejan acá de los porcentajes de las encuestas.

En Argentina es bajo el porcentaje de residuos que se recicla. A nivel nacional sólo entre un 3 y 6% de los desechos son recuperados para reinsertarlos nuevamente en el circuito productivo, según datos del Círculo de Políticas Ambientales (CPA).

Además, entre un 50% y 70% de los municipios pequeños y medianos no tienen disposición final adecuada para los residuos sólidos urbanos. A nivel nacional, existen 5000 basurales a cielo a abierto que duplican en cantidad a los gobiernos locales del país. Esta, entre otras razones, da cuenta  – como sostiene el Secretario de Monitoreo Ambiental de la Nación, Sergio Federovisky – de la necesidad de una Política Federal de residuos. Cuestión que tampoco puede desatender la región: en el AMBA se genera el 40% de los residuos del país, el equivalente a 17.000 toneladas por día.

A pesar de que hay un consenso internacional respecto de la gestión integral y la necesidad de ir hacia esquemas circulares de producción y consumo, el escenario marca un estado de transición, muy heterogéneo, con distintas realidades. Y, creemos, que en este caso la Ciudad no puede desatender lo que ocurre en el área metropolitana.

El año pasado, signado por la pandemia, la Fundación Metropolitana junto al CEM, realizaron un seminario en el que se presentó esta radiografía:

  • En el territorio metropolitano se superponen diversos niveles de Estado, que en el AMBA configuran un mapa de 43 gobiernos (Nación, Provincia y CABA + 40 municipios); además de actores públicos, privados y del tercer sector. En este sentido, la gestión obliga en primera instancia a buscar herramientas de cooperación y coordinación entre distintas jurisdicciones, administraciones e impulsar la participación de actores por fuera del Estado.
  • En ese encuentro se señaló la necesidad de erradicar basurales a cielo abierto y la incorporación social de los recuperadores informales. En el segundo año de pandemia que se vive en la Argentina y en el mundo la informalidad de los recolectores no sólo aumentó, sino que genera un nuevo desafío.
  • El rol clave en la responsabilidad de diseño e implementación de la gestión que tienen los gobiernos locales es complejizado por el hecho de que sus capacidades se ven excedidas. Claramente las diferencias políticas, técnicas y económicas en el área a la que hacemos referencia es bien diferente, según el municipio del cual se trate.
  • En cifras del CPA, la gestión de los residuos representa uno de los costos más importantes del presupuesto municipal: del 5 al 25% del presupuesto local. Otra característica del escenario metropolitano se da en la centralización de la disposición final en la periferia (rellenos sanitarios). Aquellos enterramientos que no cuenten con control sanitario, implican graves consecuencias en términos de contaminación del aire (liberación de gas metano) y del agua (liberación de sustancias que contaminan las napas y el agua utilizada por localidades aledañas).

En el plan oficial se reconoce que no sólo el reciclaje será clave. También lo será el tratamiento posterior. “Si bien nuestra principal estrategia se basa en la reducción de la generación, a través de la aplicación de los principios de la economía circular y de los hábitos sostenibles, es necesario trabajar en el tratamiento de los residuos generados para evitar su disposición final en rellenos sanitarios.” Y enumera las políticas originadas para atacar ese problema: un Centro de Reciclaje, una Planta de Tratamiento Mecánico Biológico, tres centros de compostaje de restos verdes y dieciséis Centros Verdes para el procesamiento de materiales reciclables. “No obstante, resulta necesario continuar trabajando en la incorporación e implementación de nuevas tecnologías que permitan valorizar las distintas fracciones de residuos para evitar que sean dispuestos en el relleno sanitario. Nos proponemos incorporar nuevas plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos que promuevan la valorización in situ y confieran una mayor autonomía en materia ambiental a la Ciudad. En este sentido, resulta necesario que primen principios tales como la suficiencia, proximidad a los sitios de generación, eficiencia y complementariedad. Al sumar nuevas tecnologías para la recuperación de los residuos, podemos anular los costos ambientales asociados al consumo de nueva materia prima y de recursos naturales; así como el transporte y la disposición en relleno sanitario”, dice. Las nuevas tecnologías a la que se refiere el documento tiene que ver con la termovalorización o incineración que ya fue aprobada en el distrito, aunque la inversión está frenada por la crisis económica que atraviesa el país hace más de cuatro años.

A la estrategia se suman la separación y revalorización de residuos electrónicos y el impulso legislativo a la recuperación de envases, léase ley de envases, proyectos estancados en el Congreso de la Nación hace más de 20 años.

Los compromisos presentados por la Ciudad son ambiciosos y validados por organismos internacionales y coaliciones supra nacionales como el C40, grupo al que pertenece la CABA. Es en esos escenarios donde habrá que presentar los resultados parciales y totales de la política que se lleve adelante. Las emisiones de GEI se detectan con un sistema compartido por las demás urbes. Todas buscarán alcanzar la neutralidad en carbono. Allí no se tendrán en cuenta las encuestas propias ni con campañas de comunicación. Sólo lo medible será importante.

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